HISTORIA DE UN BUEN CONDUCTOR. ¿TE CONVIENE EL CONVENIO?

noviembre 28, 2017 8:21 am

Seguro que más de una vez has oído hablar de que esta compañía o de que tu siniestro se paga por “convenio”. En concreto nos referimos al Convenio de Indemnización Directa Español. Utilizando un caso basado en hechos reales, vamos sacar a la luz sus ventajas e inconvenientes además de reflexionar sobre determinadas situaciones provocadas por la utilización de dichos convenios en la tramitación de los siniestros de automóviles.

Pedro, es un señor de 43 años. Tiene un vehículo familiar que utiliza para ir a su trabajo, que está en la misma población donde reside. Los fines de semana se desplaza con su familia a una parcela que tiene a las afueras de la ciudad.

Nunca había tenido un accidente con su automóvil

El año pasado, influenciado por la publicidad tan agresiva que cada día hay en televisión y radio sobre seguros mejores y más baratos, cambió el seguro de su coche a otra compañía.

Hace seis meses dejó el coche aparcado en la puerta de su casa.

Ese mismo día, María, una señora de 38 años de edad conducía su vehículo. El tiempo era lluvioso. Al llegar a la altura del coche de Pedro perdió el control por el estado de la calzada y colisionó bruscamente contra el coche de Pedro. Le había ocasionado graves desperfectos.

Pedro entregó un parte de siniestro en su compañía de seguros convencido de que él no había tenido culpa alguna en todo lo sucedido.

Le sorprendió que, unos días más tarde, un perito de su propia compañía fuera a evaluar los daños de su coche, pero éste le explicó que debido a la aplicación de un convenio entre compañías ésta era una práctica habitual. Que con ello se aceleraba la resolución de todos los daños causados.

Las palabras de este profesional le convencieron, pensando que todo sería más fácil  de solucionar así.

Los problemas comenzaron cuando recibió la noticia de que su vehículo era considerado siniestro total, la compañía no iba a repararlo. Le ofrecieron una indemnización con la cual debería comprarse otro vehículo. Él sólo quería volver a conducir su vehículo tal como estaba antes de que todo ocurriera, pero aceptó la oferta.

Cuando faltaban dos meses para el vencimiento de su póliza recibió una carta de su compañía. Al leerla no podía creerlo. Le anulaban la póliza.

Quiso pedir explicaciones en la oficina donde contrató el seguro, y le confirmaron que la decisión se había tomado porque no era un cliente rentable.

Pedro estaba desconcertado con las noticias que había recibido de su compañía.

Pablo, un amigo de Pedro, cuando éste le contó lo sucedido, le recomendó que se pusiera en contacto con Jaime, un corredor de seguros que gestiona todas la pólizas de Pablo desde hace muchos años.

Pedro no se lo pensó y llamó a Jaime, quería que alguien pudiera explicarle cómo había podido llegar a esta situación.

Jaime escuchó atentamente a Pedro. Esté preguntó en qué apartado de su póliza se indicaba la existencia del convenio que le habían aplicado. La respuesta fue muy clara, este tipo de convenios no quedan incluidos en las pólizas de automóviles:

 

 Pedro: – Entonces, ¿por qué se utilizan en la resolución de los sinestros?

 Jaime: – La gran mayoría de las compañías del sector asegurador han llegado a un acuerdo para intentar reducir el tiempo de respuesta y resolución en la tramitación de este tipo de siniestros. Fruto de este acuerdo son los convenios CIDE y ASCIDE.

 

Jaime reconoció que la aplicación de estos convenios había mejorado considerablemente el servicio a los clientes de las compañías. Estas se compensaban mutuamente los pagos realizados en cada siniestro mediante la entrega del llamado módulo. El módulo refleja el coste medio de los siniestros ocurridos en un año, por tanto, las compañías no pierden.

 

Pedro: – Vale, entiendo lo que me comentas, pero ¿qué ocurre conmigo?. Yo sí he perdido

Jaime: – Los convenios tienen sus ventajas, como ya te he comentado, y sus inconvenientes. Bajo mi punto de vista, creo que pueden estar desvirtuando el mundo del seguro.

Pedro: – ¿Por qué?

Jaime: –  Tu compañía se encarga de reparar o indemnizar los daños de tu coche cuando tú eres el perjudicado en el siniestro. La compañía del vehículo que ha sido el responsable de los daños paga a tu compañía un módulo, unos 900 €, independientemente de lo cueste repara tu vehículo. En tu caso, la indemnización que has recibido es muy superior al módulo que tu compañía ha cobrado, por eso no le eres rentable. Lo curioso es que esto origina situaciones singulares

Pedro: – ¿Cuáles?

Jaime: – Por ejemplo, las compañías prefieren no asegurar los coches de alta gama, ya que por convenio tendrían que soportar el coste de la reparación que normalmente será más alto que el módulo que cobran.

Jaime: – Otro ejemplo, es que pueden anular pólizas como la tuya por no ser rentables, aunque seas un magnífico conductor, lo que te haría un cliente rentable si aplicaran el contenido de tu póliza en vez del convenio.

Pedro:– Esto no me lo advirtieron al contratar la póliza.

Jaime:– Ya te he comentado que los convenios no figuran en las pólizas.

Jaime:– De todas formas te voy a dar un consejo.

Pedro:– Dime

Jaime:– Contrata siempre tus pólizas a través de un corredor de seguros, te informará como estoy haciendo yo en este momento.

Pedro:– Pero, ¿me costará más caro?

Jaime:– No, con toda probabilidad te costará más barato, ya que tenemos acceso a todas las ofertas del mercado y siempre te aconsejarán la opción que más te interese.

 

Pedro le agradeció las explicaciones y tomó buena nota de los consejos recibidos.

Moraleja:  Cuenta siempre con tu corredor de seguros a la hora de contratar tu póliza y cada vez que tengas una duda sobre el funcionamiento de la misma. Al final te sentirás más seguro.